
"La terrible cordura del idiota"
Cuentos de locura y muerte de la literatura universal
"Es herida que duele y no se siente" (Antologìa)
Poemas de amor de la literatura universal
"Evocación del desterrado"
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"Duelos y alabanzas"
Poemas
"Labios de abismo y la fractura"
Poemas
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A cerca de
César Arístides nació en la Ciudad de México en 1967, es el menor de nueve hermanos de una familia alucinante y divertida.
Su padre fue vendedor de libros y su hermano mayor pintor, muerto en un accidente. Siempre tuvo una muy mala relación con la escuela, apenas terminó, y mal, la preparatoria en la UNAM, en 1985; al año siguiente hizo dos semestres pésimos de la carrera de Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Borracho, vagabundo y amante de los libros, lo poco que sabe de edición y literatura lo aprendió trabajando en el Fondo de Cultura de 1987 a 1992. A trabajado como editor, además del FCE en Literatura de la UNAM, Literatura del INBA, el grupo Planeta, editorial Aldus, Santillana Ediciones Generales y actualmente en Pengüin Random House.
De niño leyó a Octavio Paz, Antonio Machado y Fernando Pesoa (con sus distintos heterónimos), escritores que lo marcaron profundamente. Otras de sus influencias literarias son James Joyce, Herman Broch, Thomas Bernhard y, sin duda, Louis Ferdinand Céline.
Con el tiempo ha encontrado libros que le han parecido maravillosos de Bohumil Hrabal, Gustav Flaubert, Chéjov, Maupassant, Iván Goncharov, y sin duda el monstruo Dostoievsky.
Sus primeros años de vida los pasó en el centro de la gran Ciudad de México, en la calle de Artículo 123, entre los gritos de vendedores de periódicos, los bohemios trasnochados y las travesuras de sus hermanos.
Le tenía un pavor realmente considerable a la escuela, tan es así que lloraba todas las tardes por la angustia de sentirse abandonado. Pasaron los años y una pasión absurda, pero con mucha alegría, lo salvó de la tristeza: el futbol, los veía fascinado y lo jugaba enloquecido, con sus hermanos y amigos de su barrio. Soñaba de niño ser un futbolista y jugar para el América de México, no logró ninguna cosa y terminó como editor y aprendías de brujo de algunos versos que quieren ser poemas.
El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Està lleno de pàjaros el mundo.
Octavio Paz
César Arístides


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